9.6.09

Nueva Figuración ¿esquizoide?

Quienes vengan por Madrid en plan museístico pueden contemplar Sorolla en El Prado, que está bien pero es lo que es, un pintor de mano suelta, motivos inanes, agradable a tope y enmarcable en una era donde la pintura aun significaba el alfa y el omega de lo visual. Curiosamente a menos de 500 metros, en el Sofidú (también conocido como MNCARS) se expone lo que desde mi punto de vista significa prácticamente el último aleteo de la pintura tal y como se concebía en la época de los niños desnudos en la playita de Javea: como la vanguardia.

Se trata de la colectiva dedicada a los “Esquizos de Madrid”, uno de los nombres más equívocos que se haya dedicado a generación alguna más de 30 años tras su nacimiento. Se trata de lo que en su momento, principios de los años 70, se conoció como Nueva Figuración Madrileña, un ¿movimiento? que nació en el tardo-franquismo como una respuesta colorista y figurativa a las oscuras abstracciones de El Paso (cuando Antonio Saura pasaba por Macarrón, la histórica tienda de materiales, se acababan los tubos de negro) o los politiqueos bienintencionados de un Genovés o incluso una parte de lo que debía ser el Pop Art hispano.

Estos pintores, los Carlos (Alcolea, Franco), Chema Cobo, Guillermo Pérez Villalta, Herminio Molero, Javier Utray o Manolo Quejido eran, ante y sobre todo, una gente muy culta. Un cuadro de la primera Exposición de Chema Cobo (1975) esta construido ¡pictóricamente! Sobre el Gran Vidrio de Duchamp y esta contradicción entre conocer el fin de la pintura como punta de lanza y su práctica desatada es lo que justificaría, quizás, el nombre de la exposición.

Lo que se ve no está mal, incluso resulta muy espectacular esta explosión de color, pero hay fallos bastante graves. No se entiende muy bien que hace aquí Sigfrido Martín Begué, que jamás tuvo nada que ver con esta gente (demasiado joven), no tampoco incluir a Luis Gordillo como miembro, cuando en realidad fue maestro. Y ya puestos ¿por qué no están Juan Antonio Aguirre (algo mayor), Miguel Ángel Campano o incluso Juan Navarro Baldeweg?

Pese a su interés, su finura intelectual, su ironía, su recuperación de la pintura como oficio y muchas otras virtudes, la Nueva Figuración no está aquí demasiado bien presentada. No solo es que sobren o falten cosas, que se haya “liampiado” lo expuesto hasta el punto de haber paredes prácticamente vacias o, peor aún, que no se hayan establecido relaciones de la Nueva Figuración con sus correspondientes en Alemania, Italia, Francia, Estados Unidos…

Lo que sucede en el fonfo es que esta exposición debiera haber sido organizada e incluso comisariada por Juan Manuel Bonet cuando fue director del Reina. Tenía toda la legitimación para hacerlo (el, Ángel Gonzalez y Kiko Rivas –comisario de Esquizos hasta su muerte hace ya un año- fueron quienes realizaron la primera colectiva de estos pintores, Madrid D.F. 1980). Pero Bonet no lo hizo y la historia ha ido a caerle a Manuel Borja Villel, a quien ni le interesa ni le importa este tema. Es su mérito haberse decidido a llevarla a cabo, pero en fin, incluso en la rueda de prensa se notaba demasiado su distancia respecto a algo que seguramente haya puesto a caer de un burro conceptual en privado. Aún así y siendo discutible tanto en el fondo como en la forma, los Esquizos recupera lo que ahora parece un verso suelto del arte español pero en su época significó una liberación. Me gustaría saber como cae entre joveznos que, seguramente, jamás han tenido noticias de ellos.

1 comment:

Malicia Cool said...

buah, qué alegría que postees; qué bonito¡

un beso.